Desde pequeños un porcentaje considerable de los seres humanos crecemos con la idea implantada de encontrar el amor verdadero o una persona que haga de tus días un paraíso; todo esto gracias a la infinidad de películas de amor que nos muestran relaciones infinitas que día a día viven un amor que pareciera no acabar jamás.
Gracias a este maravilloso pensamiento comenzamos a partir de nuestra adolescencia esa búsqueda del amor verdadero o nuestra media naranja; en el camino conocemos personas buenas (otras no tanto) que hacen de nuestra vida un poco más amena ya que nos damos la oportunidad de convivir, conocer y compartir momentos bonitos con ellas, sin embargo, a pesar del tiempo que llegas a conocerlas algo en ti te dice que no era lo que en verdad querías y es cuando las cosas se vuelven no tan agradables al grado de terminar esa relación y continuar tu camino; es entonces cuando tu vida de alguna manera se vuelve un ciclo de relaciones fallidas, corazones rotos, lagrimas, consuelos, rechazos, desgracias e incluso un apocalipsis emocional que nos hace pensar “el amor definitivamente no está hecho para mí” , nos damos por vencidos en nuestra búsqueda, solo nos enfocamos en buscar lo mejor para nosotros y llevamos a cabo actividades diferentes que de alguna manera hacen olvidarnos de aquel vago sueño del amor verdadero.
Pero lo que no sabemos es que el destino, Dios, la vida, o quien sea que tire y una los cabos de este maravilloso universo, nos tiene preparado algo especial. Y ahí en el momento menos oportuno, cuando ni por la mente nos pasa, es cuando llega y está ahí, solo que aún no lo notamos o incluso gracias a todas esas malas experiencias que hemos tenido tememos a arriesgarnos, es cuando debemos tomar una decisión, la cual podría poner de cabeza toda nuestra vida para bien o para mal.
Suponiendo que nos arriesgamos, iniciamos con aquel ciclo que un tiempo nos hizo sentir cosas no tan agradables; abrimos nuestro corazón de nuevo, conocemos, tratamos y probamos sentimientos y emociones que con nadie más habíamos llegado a sentir, sin embargo, aún no estamos seguros ya que no es algo tan fácil de saber gracias a nuestro oscuro pasado, pero lo que difiere de esta relación con todas las anteriores es que al paso del tiempo nos damos cuenta que a pesar de las diferencias que tengas con esa persona, de las cosas desagradables que le conoces, los malos hábitos, los oscuros secretos, los gustos diferentes e incluso una personalidad completamente distinta la quieres en plenitud; sin ignorar el hecho de que te encanta la forma en que sonríe, como te mira, cada uno de sus gestos sin importar lo contenta, triste o enojada que esté simplemente la quieres porque es lo que habías estado buscando y sin esperarlo llego a nosotros.
Desgraciada o afortunadamente somos humanos, y tendemos a equivocarnos una y otra vez, pero hay que tener siempre fe y luchar por aquello que queremos, porque recordemos que las personas especiales no son fáciles de encontrar y si el destino las pone ahí debemos ser felices por ese hecho, si tenemos a una especial con nosotros, valorémosla, damosle todo el cariño que ella se merece, te aseguro que lo sabrá valorar y si no lo hace entonces quizá no seas tú la persona especial para ella, pero no seamos pesimistas tengamos siempre fe en lo que sentimos y como la otra persona se siente con nosotros al menos mientras estemos juntos.
Hay que tener muy en cuenta, que el hecho de encontrar una persona especial para nosotros, no quiere decir que esta tenga que pasar el resto su vida a nuestro lado, solo valoremos cada instante que pasamos con ella y si algún día se aleja, lo único que nos queda es regalarle un pequeño lugar en nuestro corazón para eventualmente recordar los bellos momentos que pasamos a su lado. Si por otra parte permanece ahí, debemos sentirnos contentos de que formamos parte de su vida y nos brinda la oportunidad de dar y recibir ese amor que tanto queríamos sentir.
La vida amigos es para disfrutarla; solos o acompañados debemos hacerlo, de otra forma, cuando tengamos 80 años no habrá historias que contarles a nuestros nietos y seremos solo unos viejitos cascarrabias molestos porque el tiempo se nos está agotando sin haber vivido realmente.
Enamórate, ríe, conoce, disfruta, explora, llora, se feliz, enójate, cela, pero, sobre todo, vive.
Por: Leo Yescas